La cornisa es más que un elemento decorativo. Lo asociamos con elegancia, estatus, buen gusto y sofisticación. Una cocina es a la cornisa como un rey a su corona. Talves influye el hecho que siempre la encontramos en las alturas, e igual que la aristocracia, no tiene función operativa práctica.
Su roll es ornamental, y cualquiera podría engañarse pensando que su condición es superficial y por tanto desechable. Sin embargo, en términos prácticos, la cornisa incide directamente en el valor percibido de la cocina y de la edificación que la contiene. Su existencia por si misma no lo es todo. Debe haber una congruencia entre la arquitectura general del aposento y este elemento decorativo.
Estas consideraciones elementales deben respetarse pero por lo demás, podremos experimentar. Podremos jugar con las texturas, eligiendo entre tonos madera o lisos. Podremos colocarla directamente en el gabinete o sobre una cenefa. Aquí les mostramos las posibilidades que permite este ornamento.